viernes, 1 de marzo de 2013

LA RADIOGRAFIA DE LA AVENIDA DUARTE

Duarte con Paris (4)
Ninguna autoridad municipal desarrolló, al menos en las últimas tres décadas, un plan para enfrentar de manera definitiva la arrabalización a lo largo de la avenida Duarte, la vía comercial más importante del Distrito Nacional para los sectores de bajos ingresos. Las intervenciones programadas hasta la fecha para limpiar y ordenar esa arteria son muy puntuales y no han sido sostenibles en el tiempo.
La acción más recurrente de las gestiones municipales de los últimos 30 años ha sido utilizar la fuerza para desalojar a los buhoneros, que vuelven a ocupar el espacio público en esta arteria comercial y sus calles adyacentes. También se han construido plazas y se han instalado casetas. Pero estos espacios resultan insuficientes e inadecuados para la actividad comercial de los vendedores ambulantes, quienes, además, no son los únicos responsables del caos que reina en la vía.
La actual gestión municipal que encabeza Roberto Salcedo desde 2002 se ha tomado alrededor de 10 años tratando de implementar un plan piloto en el perímetro de la Duarte que cubre el espacio con mayor actividad comercial. Se trata del circuito que se extiende de norte a sur, desde la avenida 27 de Febrero a la Ramón Matías Mella, y de este a oeste, desde la calle José Martí a la Jacinto de la Concha.
En agosto de 2008 concluyó una etapa del llamado Paseo Comercial Duarte, un plan diseñado en el período 2003-2004 por la firma de arquitectos “GMR, Oficina de la Ciudad”. Los diseñadores del proyecto, Omar Rancier, Pablo Morel y Luis Guzmán partieron del concepto de que “una arquitectura digna siempre supone al ser humano mejor de lo que es en realidad”. La idea era trabajar desde la avenida Mella hasta la calle París, en principio. Después, se extendió hasta la 27 de Febrero. Es lo que establece el diseño de la obra, modificado en la etapa de ejecución.
El primer paso consistió en eliminar los letreros que iban de un lado a otro de la vía y ocupaban gran parte del espacio público. Un estilo de publicidad desorganizado al cual los urbanistas y ambientalistas llaman “agresión o contaminación visual”.
En coordinación con el Ministerio de Obras Públicas, la Alcaldía del Distrito Nacional instaló –sólo en el espacio intervenido– un sistema de iluminación con cables soterrados, amplió el paso peatonal y colocó un módulo para los buhoneros. También implementó el paseo de la música y la lectura, y remodeló dos plazas para asentar vendedores ambulantes.
El Plan incluyó la estructuración del Barrio Chino, y el parque Enriquillo fue arborizado.
Una historia de fracasos.  Desde 1982 hasta la fecha, sólo dos de ochos gestiones municipales han implementado proyectos de más largo plazo para mejorar el aspecto visual de la vía, aligerar el tránsito y facilitar el paso del peatón, buscando cierta armonía con las actividades comerciales formales e informales. Pero se cuestiona la sostenibilidad de estos esfuerzos, porque no han formado parte de un plan integral de ordenamiento urbano de la ciudad, ni siquiera de la avenida Duarte en su conjunto.
Durante su gestión municipal (1982–1986), el líder perredeísta José Francisco Peña Gómez (ya fallecido) instaló más de 600 casetas en la avenida Duarte y en la calle París para sustituir a los destartalados kioscos y mesetas que ocupaban los buhoneros. Se trató de una iniciativa que conllevó una inversión de RD$600,000 y formó parte de un plan general de reubicación de buhoneros en distintos lugares del Distrito Nacional.
A Peña Gómez lo sustituyó en la sindicatura del D.N. su compañero de partido Rafael Suberví Bonilla, de quien en la primera de sus dos gestiones (1986-1990) no se conoce de la implementación de un plan dirigido a enfrentar el caos de la avenida Duarte, aunque en el período se dieron los primeros pasos para la creación de la Policía Municipal, con el propósito de vigilar el espacio público.
En su segunda gestión (1994-1998), Suberví Bonilla le dio seguimiento a la Plaza del Buhonero, ubicada en la Avenida José Martí, iniciada durante la sindicatura de Rafael Corporán de Los Santos (fenecido). Pero quien concluyó la obra fue el ex síndico Johnny Ventura (1998-2002). Sin embargo, el también merenguero no la puso en servicio porque se requería determinada logística operativa para hacerla atractiva al público y a los propios buhoneros que se resistían a ocuparla, por temor a perder el contacto directo con su clientela.
Cuando Corporán de los Santos asumió como síndico de la Capital en 1990 utilizó la fuerza pública para desalojar con todo y casetas a los buhoneros instalados en la avenida Duarte. Hoy el presidente de la Asociación de Buhoneros del Distrito Nacional, Alonso Rambaldy, también directivo de esa entidad para entonces, asegura que se trató de una alegada componenda del ex alcalde con los comerciantes formales de la Duarte. Estas acciones de desalojos se repitieron varias veces y la presencia de los buhoneros en el área devela el fracaso de intervenciones aisladas para recuperar los espacios públicos.
Diseño del proyecto ideal. Junto al gobierno municipal los diseñadores de la firma de arquitectos “GMR, Oficina de la Ciudad” establecieron unos criterios básicos para llevar a cabo la intervención en el espacio indicado de la avenida Duarte: que el proyecto se desarrollara con una visión de futuro y fuera sostenible en el tiempo, que se procuraran decisiones consensuadas y se propiciara la convivencia humana entre los actores involucrados (autoridades, buhoneros, comerciantes formales y transeúntes).
La idea de los diseñadores era recoger el concepto de las plazas comerciales y llevarlo a la Duarte, donde cada una de las cuadras debía tener un motivo y un uso (cuadras del vestir, de la tela, del calzado, de la lectura, de la música, del parque, y las manzanas del teatro y los cubiertos). Cada uno de estos espacios iría identificado con una pieza de un artista plástico.
Se contempló la ampliación de las aceras y la reducción del número de carriles en la calle, la ubicación de las casetas para buhoneros, una gran parada en el parque Enriquillo e intervenir la calle Caracas para convertirla en Paseo de la Lectura y Paseo de la Música, desde la calle José Martí hasta la Jacinto de la Concha.
Avenida Duarte (8)Un propósito trunco.  El proyecto fue modificado y no se contempló que los arquitectos supervisaran la ejecución de la obra que diseñaron. El proceso de concertación entre los sectores involucrados no se llevó a cabo con el rigor requerido, sobre todo en lo que respecta a la coordinación con los buhoneros. Estos vendedores informales firmaron un acuerdo donde se comprometían a utilizar espacios determinados, pero muchos de ellos han ido invadiendo las calles que aún no han sido intervenidas, en busca de un contacto más directo con la gente. Esto plantea un problema de gestión, según Rancier.
La construcción de la placita del mercado modelo tampoco formó parte del proyecto diseñado por los arquitectos, Se trató de una decisión posterior a la propuesta. En ese espacio solo operan las floristas.
Rancier explica que no se utilizó el concepto de identificación de las cuadras de acuerdo con el uso, ni se ha aplicado la normativa en términos de la fachada, y asegura que algunos de los materiales que se utilizaron en la reconstrucción de la vía y las aceras no fueron los que se especificaron en el diseño.
La arborización no se ha hecho siguiendo lo planificado, como es la colocación de unas pérgolas o vigas pequeñas donde se iban a enredar plantas en diferentes partes de la vía de manera que propiciaran sombra. Tampoco se acogió la propuesta de disponer una parada de guaguas y carros públicos a la orilla del parque Independencia para descongestionar el tránsito.
Para Rancier, arquitecto y urbanista, el área más exitosa del proyecto fue el Barrio Chino, porque se desarrolla un proceso de gestión a partir de la misma comunidad. “Ellos han hecho un esfuerzo por invertir en la zona, por rescatar la idea de que es un barrio chino, buscaron la manera de hacer sus portones, y la falla básicamente está en el mantenimiento del parqueo”.
Considera que, en general, las debilidades del proyecto Paseo Comercial Duarte se deben a la falta de implementación de las normas. “El problema principal es de gestión. Es un asunto común para toda la ciudad. Al no aplicarse la ley, todo el mundo hace lo que le parece”.

Un plan incompleto. Aun no se ha intervenido la calle París, que estaba incluida en la propuesta original. Allí continúan apostados los buhoneros que expenden, principalmente, rubros agrícolas, ropa usada de pacas, y las paradas improvisadas de guaguas y carros públicos.
Las autoridades de la Alcaldía del Distrito Nacional explican que la intervención en esta vía, cuyo funcionamiento se articula con la Duarte, está en proyecto.
Tanto el ingeniero José Abel Noboa, director de Infraestructura Urbana, como la directora del Paso Comercial Duarte, Magdalena Díaz de Mazara, destacan los avances del plan, que lleva diez años en ejecución y aún no concluye. Mientras tanto, el resto de la arteria comercial –el trayecto que va desde la avenida 27 de Febrero a la calle Nicolás de Ovando– permanece arrabalizada, al igual que varias de las calles situadas en el entorno del perímetro intervenido.
En la calle Barahona, a escasos metros de la Duarte adoquinada, se observan las paradas de guaguas y se concentran los vendedores, unos ambulantes y otros apostados en las aceras y pavimento, con frituras, paleteras y frutas.

Cultura de la apropiación

César Pérez, sociólogo y urbanista, considera que la alcaldía del Distrito Nacional carece de un Plan Maestro que establezca claramente cómo se usará el suelo urbano, y que por lo tanto, las soluciones particulares, como es el caso del saneamiento de la avenida Duarte, tienen muy pocas posibilidades de ser sostenibles.
“Es difícil resolver los problemas de la Duarte al margen de un plan de ordenamiento de Villa Francisca y los barrios que la circundan. La mayoría de los barrios del Distrito tienen un comercio informal en casi todas sus calles. Difícilmente pueda caber en las cabezas de los buhoneros de la Duarte –que ellos no pueden ocupar unas calles que en su imaginario colectivo que irresponsablemente han estimulado las autoridades– entienden que es de ellos, que pueden hacer uso de ellas cuándo y cómo les parezca”, refiere.
Afirma que en el país existe una cultura de la apropiación privada de los espacios públicos y que en gran medida eso se debe a la corrupción en que discurre la gestión municipal.

Haitianos  doblemente discriminados 

El presidente de la Asociación de Buhoneros del Distrito Nacional, Alfonso Ralbaldy ha desarrollado por años la ardua tarea de acompañar en el censo para la reubicación de los comerciantes informales. Tiene un espacio en la plaza del Buhonero de la José Martí y es conocido por todos los comerciantes.
El gremialista insistió en aclarar que los ciudadanos haitianos apostados en el área, “no van en el plan de reubicación” porque, supuestamente, no están documentados y no observan normas de higiene y buenas costumbres. La Lupa Sin Trabas le preguntó si conocía el estatus migratorio de otros extranjeros que comercializan en la zona y si tenía información de que violaban alguna norma. Pero Ralbaldy dijo que ese “es otro tema”.

No hay un plan definido sobre “la Duarte Arriba”

La secretaria técnica del Ayuntamiento y directora del Paseo Comercial Duarte, Magdalena Díaz de Mazara, habla de la avenida Duarte como si la arrabalización ya formara parte del pasado.
Al referirse al tema de los buhoneros que han vuelto a ocupar lugares públicos luego de haber sido indemnizados o reubicados, dijo que las autoridades municipales no están para dar seguimiento a los buhoneros, una vez se retiran del lugar.
En torno a si existen planes para el ordenamiento de la Duarte en el tramo desde la 27 hasta la avenida Ovando, dijo que eso está en proyecto, aunque aún no hay nada definido.

Inversión de la obra y ubicación de la vía

En Febrero de 2005, Freddy Pérez, entonces secretario de Obras Públicas, y el alcalde del Distrito Nacional, Roberto Salcedo, anunciaron que el Gobierno había entregado al cabildo RD$200 millones para la remodelación de la avenida Duarte y la construcción de un estacionamiento soterrado de cuatro niveles en el entorno del parque Enriquillo.
En esa ocasión las autoridades anunciaron la reapertura de la plaza de los buhoneros e informaron que la obra de remodelación de la avenida Duarte iba a estar lista en un período de un año y dos meses.
El parqueo no se hizo y la obra fue inaugurada en agosto de 2008, tres años y seis meses después de su anuncio. En el acto de inauguración, la Secretaría Obras Públicas ofreció los detalles de los trabajos realizados. Citó la instalación del sistema soterrado de cables y señaló que había costado RD$162.2 millones, y RD$27 millones la remodelación de la plaza de buhoneros “Comerciantes Exteriores de la Mella”.
Cuando anunció la entrega de los RD$200 millones para la remodelación de la avenida Duarte, la prensa resaltó que Salcedo no informó el monto que destinaría el cabildo a la obra.

La Avenida Duarte y su entorno

La avenida Duarte: se extiende desde el cruce Avenida de Los Mártires y Paseo de los Reyes Católicos hasta la Calle Padre Billini en la en la zona Colonial. Está compuesta por tres carriles en dirección norte-sur que se convierten en un carril al entrar a la Zona Colonial.
Entre los lugares de la Avenida Duarte que más se destacan está el Mercado Nuevo, “la Duarte con París”, el Parque Enriquillo y el Barrio Chino, además de los buhoneros y las tiendas grandes, ubicados más al sur de la vía, y los establecimientos pequeños, diseminadas en toda el área conocida como “Duarte Arriba”.
Cercanos a esta avenida están los barrios La Zurza. Capotillo, Villas Agrícolas, 24 de Abril, Villa María, Villa Consuelo, Villa Francisca, San Carlos, Mejoramiento Social y Villa Juana

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