LA PROSTITUCION EN LOS CEMENTERIOS DE SANTIAGO

SANTIAGO.- El exdirector de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (Coraasan), Hamlet Otáñez,  denunció ayer que los residentes en esta ciudad  se sienten avergonzados del entorno del cementerio de la 30 de Marzo y de los parques.
Según su denuncia, esos lugares  se han transformado en zonas de tolerancia para prostitución, consumo de drogas y guarida de personas  sin hogar, especialmente adictos e inmigrantes ilegales de origen haitiano.

Otáñez dijo que el Ayuntamiento  rehuye a actuar sobre el ordenamiento para enfrentar los graves problemas urbanos que afectan a Santiago.

El también dirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) considero que se requiere de una política urbana fuerte, liderada por la Alcaldía,  orientada a utilizar el territorio con la mayor eficiencia posible, con el objetivo de conformar una ciudad más densa y compacta, sumándole áreas verdes y equipamientos adecuados a la vida urbana contemporánea.

“Surgen en la periferia de la ciudad comunidades que crecen en hacinamiento, desprovistas de servicios y con alto costo de transporte para poder acceder al centro durante el día, para buscar su sustento, estudios, servicios de salud.  Estas comunidades incluso reclaman autonomía política y presupuestaria ante su desarticulación creciente respecto al Santiago Central,  así no se puede vivir” sostuvo Otáñez.

Consideró que los santiagueros merecen una ciudad llena de vida, “no cascarones muertos o vías solitarias”.

Señaló que el olvido que padece el transporte, las áreas verdes, la cultura, el deporte, el equipamiento urbano, son temas que atentan contra la sustentabilidad de Santiago.

“El que se aventura a caminar de noche por las avenidas de Santiago, Estrella Sadhalá, 27 Febrero, Circunvalación, se encontrará con la soledad, la oscuridad y el riesgo de ser asaltado por la ausencia de residentes, sin vigilancia, sin vida, repitiendo el modelo del Centro Histórico”  explicó.

Otáñez consideró que con el  accionar díscolo e improvisado de las autoridades del Ayuntamiento de Santiago  arrastran la ciudad hacia la ruina.