Aunque recibió una cálida bienvenida del presidente Mohammed Morsi, el mandatario iraní Mahmud Ahmadinejad tuvo que salir de prisa de una antigua mezquita en El Cairo después de que un manifestante sirio se quitó los zapatos y se los lanzó.
Después, manifestantes islamistas alzaron sus zapatos mientras bloqueaban las puertas principales de Al-Azhar, la institución religiosa sunita más prestigiosa del mundo y donde Ahmadinejad fue reprendido por el gran imán de Al-Azhar por interferir en los asuntos de naciones suníes.
La visita es la señal más reciente de una mejoría de las relaciones entre dos potencias desde la sublevación popular que derrocó al presidente Hosni Mubarak en el 2011 y llevó al poder a un gobierno islamista. Esa visita habría sido impensable bajo Mubarak, que era un aliado estrecho de Estados Unidos y compartía sus profundos recelos hacia Teherán.
Morsi dio la bienvenida a Ahmadinejad en el aeropuerto de El Cairo, estrechando la mano del visitante e intercambiando besos en las mejillas, una guardia de honor escoltaba atenta a los dirigentes. Los dos líderes se sentaron después para unas conversaciones de 20 minutos centradas en la guerra civil en Siria, dijeron funcionarios de seguridad.
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Morsi dio la bienvenida a Ahmadinejad en el aeropuerto de El Cairo, estrechando la mano del visitante e intercambiando besos en las mejillas, una guardia de honor escoltaba atenta a los dirigentes. Líderes se sentaron a conversar.
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