viernes, 7 de junio de 2013

EL GOBIERNO DE JUAN ISIDRO JIMENES



Tenía don juan isidro jimenes, al ser electo Presidente, cincuenta y cuatro años. De color blanco, alto de estatura, de vientre abultado, bigotes y cabellos grises y distinguidos modales, su
figura impresionaba favorablemente. era hijo de Manuel jimenes,
prócer del 27 de Febrero y Presidente de la República de 1848 a
1849. Desterrado su padre por Santana se domicilió en Haití durante su infancia y los primeros años de su juventud, conservando

una pronunciación afrancesada. De mediano intelecto, pero de
reconocida capacidad comercial, ferviente y sincero en su religiosidad, austero en su vida de hogar, era un hombre de bien. Se había dedicado a actividades mercantiles, fundando en Monte cristi
una casa comercial reputada como la más importante del cibao,
con sucursales en diversas ciudades y oficina en París. en la época
de mayor apogeo, cuando los cortes de campeche daban prosperidad a la región noroestana, se le calculaba un capital de un millón
de dólares. apartado de la política durante largos años, sólo figuró
en un gobierno revolucionario de Luperón, en Monte cristi, en las
postrimerías de los seis años de Báez.

estuvo en buenas relaciones
con Lilís, prosperando a su sombra, única forma de comerciar con
buen éxito en la época. Más tarde, se distanció de él. entonces sus
negocios empezaron a declinar. Su firma fue declarada en quiebra.
arruinado, abandonó el país, dedicándose a revolucionar en el exterior, en lo que consumió el resto de su fortuna.

el 2 de junio de 1898, a media noche, llegó jimenes a Monte
cristi, en el vapor “Fanita”, al frente de una expedición revolucionaria. Sorprendieron la guarnición e hicieron preso al Gobernador, general Miguel andrés Pichardo. como don juan isidro
carecía de aptitudes militares y era incapaz de medidas enérgicas
o de carácter represivo, no persiguió a las autoridades subalternas,
respetando la vida de Pichardo, quien, pasada la sorpresa, fue libertado por los agentes del Gobierno, después de derrotar éstos a los
expedicionarios. Ya de retirada perecieron en los botes agustín Morales, Remigio Báez y otros. jimenes logró escapar, pero a los demás
que quedaron en tierra, los ejecutó el mismo general perdonado por
ellos. Sólo se salvó Manuel de j. Mercado por la intercesión a su
favor, con el general Heureaux, de la sociedad santiaguera.
La expedición del “Fanita”, a pesar de su fracaso, señaló a su
organizador, en aquellos momentos de desorientación, cómo el

hombre capaz de preparar otra que pusiera fin al régimen lilisista.


Si el 26 de julio inició el prestigio del general Horacio Vásquez,
ella fue la génesis del jimenismo. años más tarde, cuando un jimenista quería hacer notar la antigüedad de su filiación política,
decía: “Yo soy bolo del “Fanita”.



Se nombró el siguiente Ministerio: interior y Policía, general
Luis Ma. Hernández Brea; Relaciones exteriores, doctor Francisco
Henríquez y carvajal; justicia e instrucción Pública, licenciado
Álvaro Logroño; Fomento y obras Públicas, licenciado F. Leonte
Vásquez; Hacienda y comercio, Federico augusto González; Guerra y Marina, general josé Brache; correos y Telégrafos, eugenio
Deschamps. el general Horacio Vásquez fue nombrado Delegado
del Gobierno en el cibao; el general Pedro Ma. Mejía, Gobernador de Santo Domingo y el general Ramón cáceres, Gobernador
de Santiago.



era jimenes de temperamento liberal, respetuoso de la ley,
tendencias que su larga permanencia en París habían robustecido.
Pero iniciado en la política después de los cincuenta años, carecía
de experiencia y de tacto para resolver los problemas que hubo de
afrontar, faltándole también amplitud de visión para medir, con
exactitud, su posición respecto a las fuerzas que le habían elevado.
en su primer gabinete quiso complacer al general Vásquez con
la designación del licenciado Leonte Vásquez; pero si los demás
Ministros eran hombres de opinión, representativos de diversas
tendencias, la juventud iniciada en la vida pública el 26 de julio,
que encarnaba el ideal renovador de la Revolución, no encontró
cabida en el Ministerio, pues josé Brache, partícipe en la conjuración tiranicida, no podía ser considerado como su representante.



el congreso, electo por unánime y desinteresada selección,
ha sido calificado como el más notable de la República desde su
fundación. casi todos eran hombres nuevos en la política. Sin


datos escritos y en la imposibilidad actual de procurarlos, nos
limitaremos a citar algunos: el Presbítero Rafael c. castellanos,
orador fogoso y elocuente, de honradez y patriotismo ejemplares;
el Presbítero carlos F. Morales, que como hemos dicho abandonó
los hábitos; el licenciado emilio Prud’homme, autor de la letra del
Himno nacional; el licenciado Rafael justino castillo, periodista
de combate y después recto Magistrado; el licenciado elías Brache, hijo, combativa y combatida figura del jimenismo, de fácil y
galano verbo, que de la oposición salió a ocupar el Ministerio de
Hacienda, como gesto de acercamiento del Gobierno al congreso; el licenciado josé Ma. cabral y Báez, de lógica contundente en
sus argumentaciones; casimiro cordero, de palabra vehemente,
pronto a la acción; josé Francisco Guzmán, idealista y generoso;
Pelegrín castillo, sinceramente agresivo y apasionado. emilio
coradín, autor de una interpelación de carácter económico,
magistralmente sostenida; Fidelio Despradel, líder jimenista de
limpias actuaciones. Todos después figuras sobresalientes de la
era historiada


jimenes mantuvo la libertad de prensa implantada por el Gobierno del 26 de julio. Tirábanse numerosos periódicos, adversarios o partidarios de la situación imperante. entre los primeros
se contaba “el nuevo Régimen”, que seguía dirigiendo castillo,
“La Bandera Libre”, de Fabio Fiallo, tan buen periodista como
exquisito poeta, incorporado al movimiento renovador; “La Redención” periódico santiaguero, en cuyas columnas sostuvo ruda
campaña de oposición Federico Velázquez y Hernández. entre los
segundos se destacaban “La Mañana”, desde donde contraatacaban las chispeantes plumas de Miguel e. alfau (juan Sinsonte) y
Lorenzo Despradel (Muley); “La Picota”, del periodista español
j. Díaz Valdepares, sazonado con caricaturas, agresivo y de ideas
reaccionarias y “el combate”, donde doctrinaba y combatía el


doctor Francisco Henríquez y carvajal, la más alta mentalidad
del Gobierno, que con los seudónimos de Cayacoa y Cotubanamá
colaboraba también en otros periódicos, en defensa de su plan de
arreglo de la deuda exterior.


Se entablaron apasionadas polémicas entre libre-pensadores
y católicos, alrededor de Hostos y sus enseñanzas, algunas de las
cuales culminaron en lances personales. “el normalista” dirigido
por el Maestro con la colaboración de sus más brillantes discípulos,
como américo Lugo, sostuvo constantes polémicas con antonio
alfau y Baralt, defensor de la enseñanza religiosa y del pasado, a
quien respaldaban M. de j. Galván y Fco. javier amiama.
La juventud capitaleña no amaba a jimenes. con sus ribetes
de libre pensamiento y la intolerancia propia de los años se burlaba de la sincera piedad del Presidente, que asistía a misa arrodillado en su reclinatorio y con libro de oraciones en las manos.
Se le tildaba de débil, de clerical, se sospechaba, sin razón, de su
pulcritud en el manejo de la cosa pública, recordándose su larga
carrera comercial. Se le atacaba en fin, dura y diariamente, en el
congreso y en la prensa. También se combatía reciamente al doctor
Francisco Henríquez y carvajal, Ministro de Relaciones exteriores,
cuya influencia era preponderante. Los jóvenes del 26 de julio desconfiaban de él, acusándosele de haberse beneficiado del régimen
fenecido, yéndose a europa, pensionado por Lilís como preceptor
de su hijo; sin considerar, que su temperamento liberal y su amplia
cultura orientaban al Gobierno en sentido democrático y sostenían
aquel ambiente civilista. junto a él inspiraban también al Presidente: Álvaro Logroño, austero y honrado, enemigo de los jóvenes normalistas y eugenio Deschamps, de insospechable antililisismo, pero
desdeñoso de los hombres de acción de Vásquez y cáceres.


Los amigos y deudos de jimenes compartían las ideas del doctor Henríquez y de Deschamps. ciegos ante la realidad política.

de la hora, robustecidos por la oposición horacista del congreso,
inclinaban la vacilante voluntad del Presidente, extemporánea e
impolíticamente, hacia una candidatura Henríquez-Deschamps,
sin detenerse a meditar que las circunstancias creadoras del régimen imperante señalaban a Horacio Vásquez como natural sucesor de jimenes.


en el campo administrativo se abolieron los derechos de exportación, que gravitaban pesadamente sobre la economía nacional. el cacao, el café y el tabaco, por esta medida, y por el alza en
los mercados europeos, se vendieron a muy buenos precios, creando bienestar en las regiones cibaeñas. Los agricultores de Santiago, La Vega, Salcedo y San Francisco de Macorís lo atribuyeron a
sabia gestión del Presidente, cuya capacidad comercial era notoria. años más tarde, en las elecciones de 1914, esa recordada alza
arrastró millares de votos campesinos a favor de la candidatura de
jimenes.


Tuvo el Gobierno dificultades, desde sus comienzos, con los
acreedores extranjeros. Primeramente el cónsul francés exigió el
pago inmediato de la reclamación caccaveli, con amenazas de
incautarse de los fondos aduaneros y bloquear a Santo Domingo.
Mediante una suscripción popular se le pagó y los buques franceses se retiraron. Después hubo de enfrentarse a la improvement &
co., compañía americana que había obtenido de Lilís contratos
leoninos, la cual, por medio de la “Regie”, recaudaba las entradas aduaneras. como los belgas, tenedores de bonos, la desautorizaran, el Gobierno dominicano, por decreto del 10 de enero de
1901, asumió la recaudación directa de esos fondos. entonces,
para negociar con los tenedores extranjeros de bonos dominicanos y con la mencionada compañía, salió al exterior el doctor
Francisco Henríquez y carvajal, quien suscribió dos contratos adreferéndum, uno con los tenedores de bonos europeos y otro con la improvement co. en el congreso fueron acaloradamente
discutidos, con la interpelación de los Ministros, que habían
intervenido en el asunto, siendo finalmente rechazado el de
la improvement y aprobado el celebrado con los tenedores europeos. el motivo principal aducido para el rechazo fue el de darle
tres meses a la improvement para presentar sus cuentas, cuando se
quería que lo hiciera previamente y de seguida. También se juzgaba
peligrosa la cláusula relativa al arbitraje; pero sobre todo la opinión
popular clamaba por su rechazo, porque creía que nada se debía a
aquella odiada compañía americana. Los hombres de la oposición
suelen tomar actitudes radicales, a veces erradas, en cuestiones que
afectan el patriotismo, aunque luego, al gobernar a su vez, reconozcan su error y traten de hacer lo que antaño habían combatido. Los
acontecimientos posteriores y la convención han demostrado que
ambos convenios debieron ser aprobados. Sin embargo, hay que
reconocer que la opinión de Hostos, adversa a la improvement,
impulsó a sus discípulos a combatir el tratado concertado con ella.


Se proyectó organizar un partido político, denominado Republicano, integrado por los amigos de jimenes distanciados del
Vicepresidente Vásquez y algunos intelectuales, de procedencia
lilisista, empeñados en separar a estos hombres. el programa, lleno de promesas, fue redactado, según afirma Bernardo Pichardo,
por el licenciado Manuel de jesús Galván, notable literato, pero
de reconocidas ideas conservadoras. Lo indicado era la formación
de un partido nacional, de programa ampliamente liberal y democrático, dirigido por jimenes y por Vásquez, cimentado en la
juventud que hizo la revolución. así se habría robustecido, con
caracteres de perdurabilidad, la unión de los dos hombres de más
prestigio en el nuevo régimen, para lo cual era también indispensable implantar el principio, salvador para nuestras democracias,
de la alternabilidad en el mando, con la definitiva condenación.


de todo intento reeleccionista, siempre provocador entre nosotros
de la guerra civil, que la revolución del 26 de julio, un paseo triunfal e incruento, había mantenido apagada. La nueva generación
política, cuyos evangelios eran las lecciones de Derecho constitucional de Hostos, ávidamente recogidas de los propios labios
del insigne maestro, habría cumplido y respetado, con sinceridad
y buena fe, la plataforma adoptada. Pero un organismo, en gran
parte integrado por lilisistas y oportunistas, aunque contare en sus
filas una minoría de idealistas, no podía revestir sino caracteres
de maniobra política, tendente a escalar el poder por la definitiva
separación de jimenes y Vásquez. en las elecciones municipales,
de fines de 1901, esa división se hizo patente. en la capital se presentaron dos candidaturas: la obrera, sustentada por los partidarios de jimenes y la Popular, por sus adversarios. La Ley electoral,
obra del pasado régimen, en lugar de garantizar la libertad de los
comicios e impedir los fraudes, más bien tendía a lo contrario.
no exigía inscripción previa de los votantes y establecía una sola
mesa electoral en cada común. La mayoría de los capitaleños simpatizaban con Horacio Vásquez y en unas elecciones sin fraudes
habría triunfado ampliamente la candidatura Popular; pero como
a despecho de los incidentes suscitados ésta iba arriba en las urnas,
el último día de elecciones, el Gobierno envió los soldados del
ejército a votar por la candidatura obrera. estos votos, admitidos con la protesta de los líderes de la otra candidatura, dieron el
triunfo a la oficial; pero ahondaron, haciéndola ya definitiva, la
división entre jimenes y Vásquez.

Desde los primeros días del Gobierno, los lilisistas lanzáronse a algunas intentonas revolucionarias, fácilmente debeladas,
sin las acostumbradas represiones, pues tanto el Presidente jimenes como el Vicepresidente Vásquez, comandante de las
fuerzas militares del cibao, eran enemigos de fusilamientos.



revistió alguna importancia la iniciada en Barahona por el general
carlos alberto Mota, antiguo lilisista.


Para poner fin a las interminables disputas fronterizas los gobiernos, dominicano y haitiano, designaron comisiones, con el encargo
de trazar los límites entre ambos países, restableciendo las antiguas
mojonaduras y respetando las posesiones actuales, separadas en el
norte por la línea del Tratado de aranjuez. La comisión dominicana la integraban el general casimiro n. de Moya, licenciado
emilio e. joubert y Federico Llinás. apenas iniciaron sus trabajos,
se suscitó un incidente en Pitobet, al querer los delegados haitianos
enmarcar, dentro de su territorio, unas isletas formadas por el Río
“Masacre”, lo que no aceptaron los dominicanos. nuestro pueblo
se alarmó. el general Vásquez acudió a la frontera, al frente de millares de hombres, mal armados y carentes de toda disciplina; pero
movidos del invencible odio profesado por los dominicanos, desde
el degüello de Moca y la invasión de Boyer, contra los vecinos de
occidente. La cancillería haitiana no deseaba un conflicto armado y ante la resuelta actitud de los dominicanos dio satisfacciones,
pero al retirar sus delegados, sin designar otros, desistió de buscar
pacífica y amigable solución a la vieja disputa de límites.


La situación carecía de firmeza. Las frecuentes crisis ministeriales restábanle estabilidad y eran el mejor indicio de la división
entre los dirigentes, que empeñábanse en evitar algunos hombres
serenos y bien intencionados, como el licenciado Manuel ubaldo
Gómez, Ministro de interior y Policía en el último gabinete; pero
las pasiones y los intereses de sus respectivos amigos empujaban
tanto al Presidente como al Vicepresidente, ambos de vacilante voluntad, hacia una actitud de intransigencia. La oposición horacista
en el congreso irritaba a jimenes, quien la atribuía a inspiraciones
de Horacio Vásquez, cuando todo lo contrario, éste era más bien
impulsado por sus diputados. amigos apasionados, inconscientes

de su perniciosa labor, atizaban el fuego. Había otros, que seguros
de ocupar posiciones de primera fila al quedar eliminado el contrario, laboraban intencionalmente por el rompimiento. Por último,
el lilisismo, al atisbo de propicia ocasión para intervenir de nuevo
en la vida pública, azuzaba maquiavélicamente a ambos bandos.
el 17 de marzo de 1902 el congreso aprobó un voto de censura al Presidente, fundándose en que se había excedido en sus
prerrogativas constitucionales, haciéndolo responsable del déficit
existente por haber autorizado ilegalmente el aumento de varios
sueldos de empleados públicos.

La crisis se agravaba por momentos, se decía que si Vásquez
iba a la capital lo prenderían. el general Manuel de j. castillo,
jefe comunal de San cristóbal, fue llamado por el Gobierno y,
al intentar arrestársele en la Gobernación de Santo Domingo,
escapó a caballo, cruzando varios disparos con oficiales de la Policía. Los amigos del Presidente, agrupados alrededor del doctor
Henríquez y carvajal, exigían una actitud resuelta, mientras en
el cibao Mon cáceres y varios gobernadores presionaban al Vicepresidente para que se alzara en armas. Pero Horacio Vásquez
vacilaba; un día aceptaba el rompimiento; al siguiente desistía y
quería entrevistarse con jimenes. al fin, el 26 de abril de 1902, se
levantó, lanzando un manifiesto revolucionario, siempre usual en
esos casos. acusaba a jimenes de mala administración económica,
de haber defraudado los ideales del 26 de julio y de violación de
las libertades públicas. inició la insurrección el general cáceres
en Santiago, tocando llamada en la Fortaleza San Luis. como el
número de los ciudadanos que acudieron fue escaso, salió a caballo
y repartiendo planazos a diestra y siniestra, penetró en los cafés,
billares y plazas públicas, enviando la gente a la Fortaleza. Tales
procedimientos definieron a aquella ciudad como baluarte jimenista, a pesar de haberle dado al horacismo sus mejores espadas.


en Moca, San Francisco de Macorís y La Vega, las autoridades
se pronunciaron por la revolución. en Monte cristi, el comandante de armas, general andrés navarro, después audaz líder jimenista, destituyó al Gobernador y se levanto también. a Puerto
Plata la defendió valerosamente eugenio Deschamps con el concurso de los generales lilisistas Pedro Pepín y Polín espaillat, quienes marcharon al encuentro de las tropas de Mon cáceres, siendo
vencidos en los combates de aguacate y altamira. el general Luis
Ma. Hernández Brea, en el este, secundado por el Gobernador de
el Seibo, general julián Zorrilla, se adhirió a la revolución, marchando sobre San Pedro de Macorís, después de derrotar las tropas
salidas a su encuentro. en la capital una parte de la juventud, casi
toda horacista, se salió a los campos, bajo la dirección de casimiro
cordero. con el contingente revolucionario de Baní derrotaron
en Haina al general Luis Felipe Dujarric.

Las tropas del cibao, al mando del general Horacio Vásquez,
marcharon arrolladoras sobre la capital, incorporándosele los generales lilisistas Miguel andrés Pichardo y juan Francisco Sánchez. al llegar a las alturas de San carlos tuvieron un encuentro
con las tropas del general Rafael Rodríguez y Rodríguez, siendo
estas últimas totalmente vencidas.
jimenes se sintió caído ante la fácil derrota de sus partidarios.
cuando llegaron las fuerzas revolucionarias cerca de la capital,
quiso evitar inútiles derramamientos de sangre, y negoció una capitulación, renunciando a la Presidencia, el 2 de mayo de 1902.
casi seguido se embarcó para el extranjero acompañado por su
honorable familia. Había cometido errores de bulto en su política, contribuyendo imprudentemente a precipitar la ruptura con el
Vicepresidente, de funestas consecuencias; pero sus manos no se
mancharon con sangre ni con oro, pues salió pobre y arruinado del
mando, como había entrado.



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