Brutalidad policial es un término utilizado para describir el uso excesivo de fuerza física, asalto, ataques verbales y amenazas por policías y otras fuerzas del orden público. El término también se puede aplicar al mismo comportamiento de los oficiales de prisiones. Está muy extendida en muchos países, incluso en aquellos que la persiguen. La brutalidad es una de las formas de mala conducta policial, que incluye falsos arrestos, intimidación, represión política, racismo, abuso de vigilancia, abuso sexual y corrupción policial.
En los años 60, el Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos tuvo que superar numerosos incidentes de brutalidad policial en su lucha por la justicia y la igualdad racial, en particular durante la Campaña de Birmingham, Alabama de 1963-1964 y durante las marchas de Selma a Montgomery, ambas en el estado de Alabama de 1965. La cobertura mediática de la brutalidad provocó la indignación nacional, lo que hizo que la simpatía del público hacia el movimiento creciera rápidamente.
Durante la guerra de Vietnam, las manifestaciones contra la guerra fueron reprimidas a veces mediante el uso de porras y gas CS, comúnmente conocido como gas lacrimógeno. El más notorio de estos ataques tuvo lugar el mes de agosto durante la Convención Nacional Demócrata de 1968 en Chicago. Las acciones policiales fueron más tarde descritas como acciones de antidisturbios en el Informe Walker presentado a la Comisión Nacional de EEUU sobre las Causas y Prevención de la Violencia.
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