La revolución de febrero (marzo de 1917) fue una revolución centrada alrededor de Petrogrado (hoy San Petersburgo). En medio del caos, los miembros del parlamento o Duma Imperial asumió el control del país, la formación del gobierno provisional ruso. La dirección del ejército sentían que no tenían los medios para reprimir la revolución, Nicolás II, el último emperador de Rusia, abdicó. Los soviets (consejos obreros), que se llevó por las facciones socialistas más radicales, inicialmente permitidas al gobierno provisional para gobernar, pero insistió en una prerrogativa de influir en el gobierno y el control de varias milicias. La revolución de febrero se llevó a cabo en el contexto de los reveses militares pesados durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que dejó a gran parte del ejército ruso en un estado de rebelión.
Un período de doble poder se produjo, durante el cual el Gobierno Provisional en el poder del Estado, mientras que la red nacional de los Soviets, dirigido por los socialistas, tenía la lealtad de las clases populares y la izquierda política. Durante este período caótico hubo motines, protestas frecuentes y muchas huelgas. Cuando el Gobierno Provisional decidió continuar la lucha contra la guerra con Alemania, los bolcheviques y otras facciones socialistas hicieron campaña para detener el conflicto. Los bolcheviques volvieron milicias obreras bajo su control a los Guardias Rojos (más tarde, el Ejército Rojo) sobre las que ejercen un control sustancial.
En la Revolución de Octubre (noviembre en el calendario gregoriano), el partido bolchevique, dirigida por Vladimir Lenin, y los soviéticos de los obreros, derrocaron al gobierno provisional en Petrogrado. Los bolcheviques designados como líderes de varios ministerios del gobierno y tomaron el control de las zonas rurales, el establecimiento de la Cheka para aplastar la disidencia. Para poner fin a la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial, los líderes bolcheviques firmaron el Tratado de Brest-Litovsk con Alemania 03 1918.
La guerra civil estalló entre la "Red" (bolchevique), y "Blanco" (anti-bolchevique) facciones, que iba a continuar durante varios años, con los bolcheviques finalmente victoriosos. De esta manera, la Revolución abrió el camino para la creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1922. Mientras que muchos acontecimientos históricos notables se produjeron en Moscú y San Petersburgo, también hubo un movimiento visible en las ciudades de todo el estado, entre las minorías nacionales en todo el imperio y en las áreas rurales, donde los campesinos se hizo cargo y redistribuir la tierra.
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