miércoles, 10 de abril de 2013

COMO EL DOCTOR JOAQUIN BALAGUER GOBERNO EL PAIS



El doctor Joaquín Balaguer conocía a profundidad la idiosincrasia dominicana, esto lo confirma tanto su dilatada presencia en la vida política nacional, como su producción intelectual en libros y en discursos políticos y académicos.

Como ejemplo destacamos su estudio sobre la poesía de Juan Antonio Alix, subtitulado “intérprete del alma popular”, conferencia dictada en los salones de la sociedad literaria “Amantes de la luz”, en Santiago de los Caballeros, el cual es, sin dudas, un tratado de sociología dominicana.  Allí afirma el autor que para conocer los principios que rigieron la conducta nacional entre los años 1833 al 1917 y: “…hurgar en el alma de aquel tiempo para saber cómo pensaron y cómo sintieron los hombres que fueron contemporáneos suyos; cómo ama y cómo reacciona ante cada cambio o ante cada revés de la vida el alma dominicana; cómo actúan y cómo se expresan nuestras clases rurales; cuál fue la moral política que imperó en el país hasta hace algunos años; qué sistemas pusieron en ejecución las autoridades que han tiranizado la República para prolongar su despotismo y para oprimir la libertad ciudadana; qué ideas y qué sentimientos han agitado, en fin, la sociedad nacional…”, debemos adentrarnos en la obra del poeta cibaeño. (Discursos: Temas Históricos y Literarios, 1973, página 133).

De igual manera en “Los Carpinteros” (1984), novela histórica –o tal vez historia novelada- muestra su conocimiento de los usos, costumbres y creencias nacionales al través de nuestra historia, tanto la documentada y formal como la anecdótica y oral, describiendo el período comprendido entre los años de 1867 a 1911.
Aquí describe no solo nuestro imaginario popular y  creencias, sino también que pasan, como en un fresco pintado con mano diestra, muchos de los personajes que pueblan nuestra fauna política. Como ejemplo de las creencias campesina incluye hasta la ciguapa,  ave de mal agüero capaz de entrar en horas de la noche en las casas y llevarse entre sus garras a los niños sin hacer ruido ni dejar rastro de ello.  Así como la creencia en los Bacás, los luases,  los Papa Bocois y los sueños, principalmente en las provincias fronterizas con el vecino Haití. O que los hombres pueden estar “untaos”, como el presidente Lilis, para que no le entren las balas.
Cuando aborda nuestros hábitos alimenticios y laborales dice que nuestra frugalidad, falta de dedicación al trabajo, así como la natural inclinación a las aventuras románticas, al chisme y a emplear gran parte de nuestro tiempo “en atrios y sacristías”, provienen de costumbres coloniales que se originan en la esclavitud benigna aplicada en el país, donde la pobreza hizo que el amo y el esclavo compartieran “por igual los sinsabores de la escasez”.
También el carácter rectilíneo y la reciedumbre moral de nuestros campesinos, como cuando con “gesto dramático” juran con un pelo de bigote como garantía de compromiso, o cuando, en sentido contrario, en hombres de fortaleza moral la adulación y el halago de los “vividores”, minan su pudor y llegan a convertirse en “señores de horca y cuchillo” embriagados de poder: “Si quieres saber quién es Mundito. Dale un mandito”.
Sobre el exceso de humor del capitaleño, el cual se “burla hasta de la Madre de Dios”, lo heredamos del “colonizador español, que se habituó a burlarse de sus malos dirigentes bautizándolos con motes ridículos”.

Encontramos por igual al funcionario que da sus servicios a varios gobiernos, aun sean éstos antagónicos, al cual se le bautiza con el apodo de “El Corcho”, por que “siempre flota, insumergible, en todas las administraciones”. Mismos que llenan nuestra historia pasada, presente y seguro que futura.  Así como otros funcionarios, de menor jerarquía, que hacen “su carrera política gracias al celestinaje”, buscando mujeres para el harén del gobernante de turno. De igual forma, aparece la denominada “polilla palaciega” compuesta por “áulicos, consejeros, barraganas, correveidiles y calieses”; y el arribismo dominicano, como un sentimiento propio del momento político, el cual sólo espera “una ocasión que le sea propicia para subir al carro de los triunfadores”.
Otro personaje presente es “El burócrata”, para el cual “un desafecto a la política del presidente de la República es peor que una persona atacada por lepra”, y quien para mantener su empleo es capaz de perder la conciencia y el recato, llevando chismes y rumores a sus superiores, e incluso llegan a ofertarle sus hijas y esposas, teniendo que aguantar un intenso dolor en el espinazo “como consecuencia inevitable de tantas genuflexiones”. De estos dice que son “buscadores de cargos dispuestos todos a cambiar sus ideales por una sinecura cualquiera y a transigir con la ignominia por un mendrugo de pan”, y que distraen “su tiempo en ocupaciones ajenas a sus tareas oficiales”. También aparecen los que de forma personal o familiar ponen sus huevos en varias canastas para resguardarse de los cambios en la dirección de la cosa pública

En relación al fanatismo, ese amor sin límites de las masas hacia sus caudillos, sin una clara explicación científica y que sin dudas forma parte del ser nacional, lo analiza tomando como referencia la figura política de Horacio Vázquez, como cuando sus partidarios expresaban: “Viva Horacio, carajo, o que entre el mar”, o cuando presentando una fotografía del mismo decían: “Bésela, señor, que esta es la Virgen de la Altagracia con barbas.


Su legado en República Dominicana es contradictorio. Mantuvo una relativa estabilidad política y económica en el país por muchos años, centralizó todas las decisiones gubernamentales y lanzó programas masivos de construcción de carreteras, puentes, hidroeléctricas y monumentos, con la intención clara de que su impronta personal quedara marcada en piedra. Fue una figura polarizante que podría incitar tanto al odio como al amor de la población. Era tradicional en Balaguer facilitarles viviendas a los más pobres por medio del gobierno donde estos pagaban un módico precio mensual por las mismas. También tenía la costumbre junto a su hermana Emma de regalar juguetes a los niños pobres los Día de Reyes.


Ha habido mucha discusión sobre el papel de Balaguer durante la Era de Trujillo, a lo largo de las tres décadas de trabajo como político trujillista, Balaguer fue visto alternativamente tanto como empleado del régimen y como un distinguido colaborador cercano a Trujillo. A pesar de que Trujillo disfrutaba humillando e insultando sus "sirvientes" en público, el dictador nunca trató de degradar a Balaguer.
Balaguer reciprocó ese respeto hacia Trujillo durante los treinta años de dictadura como uno de los colaboradores más eficiente del régimen, sin parecer perturbado ni mostrar el menor gesto de disgusto por los excesos y aberraciones que eran comunes en aquella época. Balaguer fue, sin duda, un ministro útil de Trujillo.

Balaguer encontró una nación severamente golpeada por décadas de turbulencia, con tiempos cortos de paz, y prácticamente ignorantes de la democracia y los derechos humanos. Durante su campaña electoral solía dirigir sus mensajes propagandísticos a la mujer dominicana y al campesino, tratando de atar a su proyecto político personal las fracciones más conservadoras de estos sectores sociales.

Con la abstención electoral del Partido Revolucionario Dominicano, debido a la represión política y a la participación de las Fuerzas Armadas en las actividades proselitistas, Balaguer fue reelegido para el periodo 1970-1974.

La sensación de que en la República Dominicana había un híbrido de dictadura y democracia, y con más rasgos de la primera que de la segunda, se reprodujo en las elecciones del 16 de mayo de 1974, cuando el Partido Revolucionario Dominicano y los otros partidos signatarios del denominado Acuerdo de Santiago retiraron a su candidato Antonio Guzmán, por considerar que no se daban las mínimas garantías y como protesta por los desafueros de los paramilitares balagueristas. En estas circunstancias, Balaguer sólo compitió con un rival, el contraalmirante Luis Homero Lajara Burgos, del Partido Popular Demócrata (PPD). Balaguer obtuvo el 84,7% de los votos, y su partido ganó mayoría en el congreso donde la abstención alcanzó el 50.

Durante este segundo mandato de gobierno (conocido popularmente en la política dominicana simplemente como "los 12 años"), Balaguer incentivó la construcción de escuelas, hospitales, presas, carreteras, y muchos edificios importantes. Los proyectos también se utilizaron como medio para recompensar a sus partidarios políticos con lucrativos contratos de obras públicas, los favorecidos en dichos contratos se conocen como "los 300 millonarios". También presidió un sistema de crecimiento económico estable. Sin embargo, su administración pronto desarrolló un modelo autoritario, a pesar de las garantías constitucionales.

Una coyuntura favorable en los precios internacionales del azúcar, el auge del turismo estadounidense, las inversiones privadas foráneas, y los programas de obras públicas produjeron una fase de expansión económica, favoreciendo la emergencia en la sociedad dominicana de clase media. Balaguer eludió siempre su responsabilidad en los crímenes cometidos por La Banda y otras irregularidades vinculadas con las Fuerzas Armadas, siempre achacó la violencia política a sectores incontrolados del oficialismo y a la subversión de izquierdas, cuya verdadera fuerza exageró enormemente.
También, incumplió las promesas sobre la reforma agraria, ya que la pequeña minoría de propietarios autóctonos y las compañías estadounidenses continuaban poseyendo la mayoría de las tierras cultivables y las de mejor calidad. Pero cuando anunció su intención de optar a un cuarto mandato consecutivo en las elecciones del 16 de mayo de 1978, y con un fondo de deceleración económica, el repudio popular alcanzó tal calibre que la derrota en las urnas ante el PRD se antojó inevitable. Balaguer se enfrentó a Antonio Guzmán del Partido Revolucionario Dominicano, pero cuando los resultados electorales mostraron una tendencia en favor de Guzmán, el ejército detuvo el conteo. Sin embargo, en medio de enérgicas protestas en el país y una fuerte presión en el extranjero por parte de Jimmy Carter, el conteo se reanudo. Cuando se dieron los resultados, Guzmán dio a Balaguer la primera derrota de su carrera política. Cuando Balaguer dejó el cargo, fue la primera vez en la historia de la República Dominicana que un presidente en ejercicio tranquilamente cede el poder a un miembro elegido de la oposición

Balaguer se volvió a presentar como candidato en 1986 aprovechandose de una división en el Partido Revolucionario Dominicano para ganar la presidencia de nuevo después de una ausencia de ocho años, donde derrotó por escaso margen al candidato por el PRD, Jacobo Majluta. Para entonces, tenía 80 años y casi ciego por completo (había sufrido de glaucoma durante muchos años).

El tercer gobierno de Balaguer fue mucho más liberal que el anterior. En este periodo Balaguer era mucho más tolerante a los partidos de oposición y los derechos humanos.

Siguió con sus grandes proyectos de infraestructura, tales como la construcción de carreteras, puentes, escuelas, proyectos de viviendas y hospitales. Siguiendo el estilo de Trujillo, estos proyectos de gran visibilidad eran muy publicitado en los medios de comunicación controlados por el gobierno y través de grandiosas ceremonias públicas destinadas a mejorar la popularidad de Balaguer. La economía también mejoró considerablemente.
En este período, Joaquín Balaguer mantuvo una cierta política de populismo, en lo que se refiere a la entrega de canastas, dinero y otras "dádivas" al pueblo dominicano con el propósito de gobernar a base de demagogia. El Clientelismo políticoclientelismo también se manifestó en gran medida

En 1990, con una abstención del 40%, Balaguer logra reelegirse con el 35.1% de los votos, contra el 33.9% de Juan Bosch del Partido de la Liberación Dominicana, y un Partido Revolucionario Dominicano que mantenía una crisis interna. Este proceso se caracterizó por la expresión de amplios sectores de la vida política y social, que criticaban la legitimidad de dichas elecciones, a lo que Balaguer respondió lanzando los militares a la calle y decretando un toque de queda.

En 1992 para el 500 aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a América y la visita del Papa Juan Pablo II, Balaguer gastó millones en la restauración de la histórica ciudad colonial de Santo Domingo, para que el Papa pueda pasar por ella.
Ese mismo año gastó más de doscientos millones de dólares en la construcción del controvertido Faro a Colón, un faro de diez pisos en honor a Colón. Terminado en 1992, el Faro a Colón fue diseñado para transmitir la imagen de una cruz cristiana en el cielo nocturno y para que sea visible a decenas de kilómetros. Desde que se terminó, el Faro que supuestamente alberga los restos de Colón, ha sido una atracción turística de menor importancia. Su luz no se utiliza muy a menudo debido a los costos de energía y los apagones en el país. Sin embargo, su simbolismo y el gasto fueron fuente de mucha controversia.
En enero de 1994 Balaguer decidió optar de nuevo por la presidencia, incluso cuando ya tenía casi 90 años de edad y ciego por completo. Esta vez, su principal competidor era José Francisco Peña Gómez del Partido Revolucionario Dominicano.
Esta campaña fue una de los peores de la historia dominicana. Balaguer con frecuencia utilizaba la ascendencia haitiana Peña Gómez a su favor, el dominicano históricamente tienden a desconfiar de cualquier persona con sangre haitiana. Por ejemplo, Balaguer llegó a decir que Peña anexionaría el país con Haití en caso de ganar. Con igual capacidad de maniobra en las elecciones, se impusó con un 42.3%, contra un PRD que obtuvo el 41.6% de los votos, donde se asegura que ocurrieron alteraciones de actas y del padrón electoral en la misma Junta Central Electoral. Peña alegó fraude, y llamó a una huelga general. Las manifestaciones tuvieron lugar en apoyo a la huelga.
En este periodo se sucedió la misteriosa desaparición del profesor universitario y activista Narciso González (Narcisazo), un vehemente crítico de la política de Balaguer. Su desaparición que hasta la fecha es un misterio, se le atribuyó a Balaguer.
Una investigación posterior reveló que la Junta Electoral no sabía el número total de votantes registrados, y el resultado en las listas distribuidas en los colegios electorales no coincideían con las dadas a los partidos. La investigación también reveló que unas 200.000 personas habían sido retiradas de las urnas. En medio de tales preguntas sobre la legitimidad de la encuesta, acordaron celebrar nuevas elecciones en 1996, pero esta vez Balaguer no sería candidato. En este sentido, cumplió su palabra de poner su cargo a disposición de la administración estadounidense.

Balaguer llevaba una vida privada llena de hermetismo, nunca se casó ni se le conoció hijos reconocidos por él. Vivió en su casa ubicada en Santo Domingo por más de 50 años, incluso siendo presidente.
Con el transcurso del tiempo fueron saliendo mujeres humildes con quienes Balaguer supuestamente tuvo hijos, pero que él nunca reconoció. Entre los supuestos hijos de Balaguer se encuentran, Gloria Nilsa Balaguer Lespier, Joaquín Jesús Balaguer Cuascut ambos hijos de Juana Cuascut, con quien Balaguer mantuvo una aventura amorosa. También se encuentran César Joaquín Mallén procreado con Carmen Mallén, Luis Gustavo Bisonó procreado con Hilda Dolores Bisonó Mera, Mercedes Antonia Solís procreada con Aura Celeste Solís, Antonio Bastardo y Nieves Bastardo procreados con Cuca Bastardo.
Balaguer fue pariente del ex dictador Ulises Heureaux (Lilís) por parte materna, también de quien fuera la segunda esposa de Trujillo, Bienvenida Ricardo Martínez.
Era conocido popularmente como "El doctor".

El Ex- presidente de los Estados Unidos ,George Bush Padre , le preguntó: "tiene usted que ser tan represivo en sus métodos de lucha contra la oposición?" A lo que Balaguer respondió: "yo no le digo como gobernar su país, no me diga cómo gobernar el mío."












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