martes, 2 de abril de 2013
LA BATALLA DEL MEMISO: EL 13 DE ABRIL DE 1844
La Batalla de El Memiso fue la tercera batalla más importantes de la Guerra de la Independencia Dominicana y se libró el 13 de abril de 1844, en El Memiso, Azua. Una fuerza de tropas dominicanas, una parte del ejército del sur, dirigidas por el general Antonio Duvergé, derrotó a una fuerza superior del ejército haitiano encabezado por el coronel Pierre Paul.
Después de varios días inactivos en Azua, parten de esta ciudad dos regimientos de línea: el 4º, comandado por el Coronel Pierre Paul, y el 5º, comandado por el coronel Auguste Brouard. Para evitar un encuentro frontal con las fuerzas que tenía el general Pedro Santana en Sabana Buey, Baní, las tropas haitianas siguen el camino de El Maniel (actual San José de Ocoa), bordeando las montañas de El Número y Lomas de Rincón en Azua, en el margen occidental del Río Ocoa.
Las tropas dominicanas hostigan las haitianas y las conducen hacia los desfiladeros de la sección El Pinar de El Maniel. El 13 de abril de 1844 las tropas haitianas son interceptadas en el lugar conocido como El Memiso, en donde los dominicanos, a falta de pertrechos, tuvieron que valerse hasta de derrumbe de peñascos, obligando a los haitianos a retroceder de nuevo hacia Azua. Esta vez, los haitianos tuvieron un momento de triunfo quedandose con toda la región y con los puestos estratégicos bajo su absoluto dominio. Más tarde ese mismo día, los dominicanos zarpan desde la caleta Agua de la Estancia, en las costas de Baní, en las goletas Separación Dominicana, María Chica y San José, tres de los primeros buques de guerra adquiridos por las Fuerzas Armadas Dominicana, el primero bajo el mando del coronel Juan Bautista Cambiaso, el segundo capitaneado por el comandante Juan Bautista Maggiolo y el tercero comandado por Ramón Portugués (también conocido como El Portugués). Su misión era acercarse al puerto de Azua para interceptar varios buques de guerra haitianos que poco antes habían llegado al puerto con refuerzos y reaprovisionamientos para las tropas del presidente Charles Rivière-Hérard. Los haitianos fueron obligados a retroceder dando pie a la primera batalla naval entre Haití y la República Dominicana.
Segun Duverge , Posesionado con un grupo de valientes de las sierras de El Memiso, situadas en el camino que el ejercito invasor debia atravesar en su marcha hacia el Cuartel de Bani , donde Pedro Santana permanecia ocioso con sus tropas , en espera de un " recurso de ultramar" .
Santana escribió una carta a Tomas Bobadilla el 14 de abril de 1844 , afirma con acento sombrío:
...Los haitianos han atacado ayer El Maniel, y aunque a esta fecha no tengo detalles los suponemos hoy posesiona dos de aquel punto . Nos ostros nos arruinamos con nuestros trabajos todos paralizados y con la fatiga de un arte tan penoso como la guerra al que los nuestros no están acostumbrados, y así es que a mi modo de pensar ínter mas dura la lucha mas incierta tenemos la victoria. Si como hemos convenido y hablado tantas veces, no nos proporcionamos un socorro de ultamar... Usted tiene la capacidad necesaria para juzgar todo lo que puedo querer decir, y para no hacerse ilusiones y conocer que debemos agitar estas negociación con que al juicio de todo hombre sensato solo podremos asegurar la victoria. Le estimare me conteste dan dome una noticia positiva del estado de estos asuntos; y si acaso están paralizados, agite los usted por cuantos medios estén a su alcance.
Pero el General Antonio Duverge derroto a los invasores utilizando las ventajas del terreno y los elementos de defensa que podia suministrarle la naturaleza. Mientras los haitianos hacían uso de fusiles y de diversas piezas de artilleria, los soldados de Duverge se batían principal mente con rocas y con armas cortantes. La audacia de las tropas dominicanas llego en esa acción hasta el punto de arrojar sobre los invasores enormes piedras para entorpecer sus avances e impedir su marcha al través de aquellas serranías salvajes.
Fue la de El Memiso tal vez la pagina mas heroica de la primera campaña contra Haiti por la intrepidez que en esa acción demostró el soldado nativo que combatía con el pecho desnudo frente a tropas bien equipadas y numericamente superiores. Con armas primitivas , como troncos de arboles, peñascos arrojados desde lo alto y tizones encendidos , la tropa improvisada por Duverge detuvo el avance del enemigo en una especie de estrategia natural en que la astucia y el valor del soldado dominicano intervinieron como factores decisivos.
El asombro que produjo la victoria de Duverge en El Memiso galvanizo la voluntad del país y volvió a dar la guerra del Sur, ensombrecida por el abandono de Azua, el tono heroico que tuvo desde que el trabucazo de Mella rasgo el aire la noche del 27 de febrero y el pueblo en masa se lanzo con energía inquebrantable a la conquista de su libertad conculcada.
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