viernes, 7 de junio de 2013

EL GOBIERNO DE JUAN BAUTISTA VICINI BURGOS



Juan Bautista Vicini Burgos era hijo del millonario italiano juan
Bautista Vicini. no había sido político jamás, pero se le reconocía inteligencia, dotes administrativas y estudios económicos.
Los firmantes del plan Hughes-Peynado, al buscar un candidato
insospechable de partidarismo y de relieve personal a la vez, fijáronse en él.

Para la Secretaría de interior, Policía, Guerra y Marina, que
según el Plan de evacuación debía desempeñarla una persona independiente, se escogió a josé del carmen ariza, industrial de
progresistas iniciativas. Las demás carteras las ocuparon dos horacistas, dos jimenistas y dos velazquistas, seleccionados por el
Presidente Vicini de las ternas presentadas por los partidos: de
Relaciones exteriores, licenciado Ángel Morales; de justicia e
instrucción Pública, licenciado c. armando Rodríguez; de Hacienda y comercio, eladio Sánchez; de Sanidad y Beneficencia,
licenciado Manuel Ma. Sanabia; de Fomento y comunicaciones,
ingeniero octavio acevedo y de agricultura e inmigración, Pedro
a. Pérez y Morales Rodríguez, eran horacistas, el primero joven
abogado mocano, se iniciaba en la alta política y fue el verdadero
representante de su partido en el gabinete; el segundo, también
abogado, con larga carrera en la magistratura, era un hostosiano de la generación del 99. Sánchez y Sanabia, velazquistas, habían sido
diputados en tiempos de cáceres, estrechamente unidos a Velázquez
y a su política. acevedo y Pérez, jimenistas, representaban a Peynado. Todos eran hombres honrados y de buena reputación moral.


Las tropas americanas fueron concentradas en la capital y
Santiago. Se nombró jefe de la Policía nacional al coronel Buenaventura cabral, sustituyéndose con oficiales dominicanos a los
sargentos americanos que fungían de mayores y capitanes de aquel
cuerpo.


al instalarse el Gobierno Provisional, renació vigoroso el
partidarismo. el horacismo adoptó, en una convención celebrada en Moca, la denominación de Partido nacional, formulando
un programa de gobierno liberal y democrático, de inspiración
hostosiana. Horacio Vásquez, entonces en el cenit de su prestigio
político, era su candidato indiscutible en las próximas elecciones.
el licenciado jacinto R. de castro; su director parlamentario e
intelectual durante el último Gobierno de jimenes y en los días de
la intervención, se separó de sus filas, bien por considerar que el
viejo jefe debía ceder el campo a sus aspiraciones presidenciales,
bien por rivalidades con el doctor josé Dolores alfonseca. ese alejamiento, así como el de otras prestantes figuras opuestas al Plan
Hughes-Peynado: Luis c. del castillo, estrella ureña y el doctor
Hernández, privó al referido partido de un importante concurso.
el grupo que siguió a jacinto R. de castro, empeñado en constituir
una organización independiente, se denominó izquierdista, impropiamente, pues eran liberales a la manera de sus demás contemporáneos, carentes de interés en los problemas sociales. Su líder
podía ser calificado, con propiedad, como genuino representante
de las clases altas y del foro.

el jimenismo, al perder su caudillo y contemplar el desprestigio moral de Desiderio arias, había vacilado entre seguir bajo la dirección del doctor Báez, del licenciado enrique jimenes o del
licenciado elías Brache, hijo. concertado el Plan de evacuación,
resolvió postular la candidatura del licenciado Francisco j. Peynado, a quien aureolaban en esos momentos los servicios prestados
a la causa nacional. Peynado prefirió constituir una nueva entidad: “La coalición Patriótica de ciudadanos”, con la esperanza de
sumarse a muchos horacistas, velazquistas e independientes. Sin
embargo, únicamente se le adhirieron por devoción a él, o por distanciamientos de sus respectivos partidos, algunas personalidades,
como Ramón o. Lovatón, Bernardo Pichardo, Miguel Román,
hijo, josé Bordas Valdés, j. Furcy castellanos, juan Tomás Mejía y
emilio García Godoy. La masa de sus adeptos la constituyeron los
jimenistas. aunque sustituyeron con un sol naciente a su emblema tradicional, el gallo bolo, el pueblo los siguió llamando bolos,
al ver en la dirección de la campaña eleccionaria a Mario Fermín
cabral, elías Brache, hijo, enrique jimenes, jacinto B. Peynado,
arístides Fiallo cabral, arturo Logroño y a los demás líderes del
antiguo jimenismo. el programa de la coalición era casi igual al
del Partido nacional, pues Peynado era, como sabemos, destacado hostosiano. Desiderio arias reunió sus amigos en el Partido
Liberal y terminó por sumársele. es casi innecesario decir que aspiraciones personales, rivalidades históricas y temperamentales, y
no contrarios principios, separaban a ambos bandos contendientes. el horacista era vehemente y apasionado, el bolo reflexivo y
calculador.

Velázquez había dotado también a su agrupación, desde el
1916, con una plataforma, un nombre: Partido Progresista y un
emblema: el toro. Durante los años de la intervención sus filas se
habían nutrido con la adhesión de muchos jimenistas pata blanca.
Predominaban entre sus adeptos los profesionales y en cada provincia contaba con activos dirigentes, pero se le sumaron tambiénmuchos oportunistas, confiados en que al unirse a algunos de los
otros dos partidos, y decidir el triunfo, disfrutarían de buenos
cargos públicos. Si bien en las ciudades sus partidarios ocupaban
ventajosas posiciones, entre los campesinos carecía de simpatía.
como en los últimos tiempos de la intervención había sostenido
opiniones comunes con jacinto R. de castro primero, en la junta
consultiva, y con Horacio Vásquez después, en la comisión de
Representativos se contemplaba una posible alianza nacional Progresista. ambas agrupaciones hacían causa común frente a la
coalición.

Me había negado a participar en labores partidaristas mientras no se hubiese constituido un gobierno nacional. cuando se
Publicó el Plan Hughes-Peynado creí patriótico aceptarlo y dar
por terminada nuestra cruzada nacionalista. Pensé alejarme de la
política, pues con mi profesión me había creado una mediana posición. Quería resignarme a vivir una vida tranquila, sin preocupaciones ni grandes luchas, olvidado en una capital de provincia,
donde había fundado mi hogar y era feliz. Pero mi destino era otro.
Mi espíritu luchador no podía hallar reposo en medio de aquel
hervidero de pasiones que en una ciudad pequeña nos atenacean y
terminan por arrastrarnos. Del Progresismo me había distanciado
una disparidad de criterio sobre la forma de buscar la liberación y
mi negativa a desarrollar actividades partidaristas antes de haberla
logrado. También, a mi entender, los partidos nacional y Progresista podían fusionarse en uno ampliamente reformista y democrá-
tico. así lo insinué entonces a Horacio Vásquez y a Velázquez en
sendos telegramas que les dirigí.


La campaña eleccionaria empezó inmediatamente por la prensa, en mítines y manifestaciones públicas. La coalición tuvo por
órgano “el Siglo”, diario dirigido por Rafael Brache con la brillante colaboración de Lorenzo Despradel. el Partido nacional prefirió asegurarse las columnas del “Listín Diario”, el más leído perió-
dico en aquel tiempo. en provincias aparecieron también algunos
órganos locales de ambas candidaturas. el Progresismo combatía
desde “Pluma y espada”, de Francisco Sanabia, hijo, ya falto de la
pluma de josé Ramón López, fallecido en aquellos días, mientras
el nacionalismo atacaba vigorosamente al Plan Hughes-Peynado
en el diario santiaguero “La información” y en los semanarioscapitaleños “Patria”, de américo Lugo, “La nación” de conrado
Sánchez y enrique apolinar Henríquez y “cójanlo” de oscar
Delanoy.


La coalición disponía de abundantísimos recursos económicos, merced al concurso de las compañías azucareras y a haber
dispuesto el candidato Peynado de una porción crecida de su fortuna personal en propaganda política. ocupaban la tribuna en sus
reuniones el propio candidato, de palabra llana y fácil, que hizo
popular la frase de que triunfaría de catorce maneras; elías Brache,
hijo, arístides Fiallo cabral, juan josé Sánchez, arturo Logroño,
Moisés García Mella, Bernardo Pichardo y juan Tomás Mejía. Los
oradores del Partido nacional fueron josé D. alfonseca, Virgilio
Martínez Reyna, Miguel antonio Garrido, alberto Font Bernard,
Porfirio Herrera, Diógenes del orbe, Víctor Garrido Puello, Vicente Linares, abigail Montás y yo. Por el Progresismo, como en sus
anteriores campañas, llevaba la palabra su propio jefe, Velázquez,
el doctor Ángel Ma. Soler, los licenciados apolinar de castro Peláez, arquímedes Pérez cabral y Manuel Ramón castellanos y
Teófilo Ferrer. Hubo polémicas, insultos a granel e incidentes sangrientos. en La Vega, Pipí Lora, coalicionista, dio muerte al fogoso
horacista Pedro Pichardo, para vengar un fustazo que éste le había
inferido días antes del hecho. Se hicieron grandes funerales a Pichardo, quien gozaba de muchas simpatías, con violentos y apasionados discursos. Me tocó hablar por el horacismo macorisano y
representé en el juicio a la familia del occiso.


Por la constitución de 1908, las elecciones eran de segundo grado. Los colegios electorales elegían diputados, senadores
y Presidente de la República, pero se declaró, como en el 1914,
que los electores serían compromisarios de sus partidos. Su nú-
mero se fijó de acuerdo al censo de 1921. en un “Registro electoral Permanente”, llevado en cada común, se inscribirían todos
los sufragantes, a solicitud personal. Para gozar los candidatos de
las ventajas legales debían ser propuestos ante las juntas electorales correspondientes. Las votaciones se harían por boletas con
las distintas candidaturas impresas en ellas. el votante trazaría en
lápiz una cruz sobre la que quería votar, que reconocería, aunque
fuere analfabeto por el emblema del partido que la postulaba: un
sol, un gallo o un toro, estampados encima. Las elecciones se verificarían en un solo día, de 6 a.m. a 6. p.m. Las juntas electorales
harían los escrutinios de acuerdo a su categoría, y conocerían de
las impugnaciones, con recurso de apelación ante los tribunalesordinarios. Para asegurar la representación de las minorías se
estableció el sistema de cuociente electoral al efecto se todos
los votos y se dividían por el número de cargos electivos por llenar.
el cuociente, sin estimarse las fracciones, era el factor de representación. Después se dividía el total de los votos emitidos a favor
de los candidatos de un partido por ese factor. el cuociente era el
número de cargos que cada partido había obtenido en la elección.
Si el número de los electos era menor que el que hubiere de elegirse, el partido, cuyo residuo en la división de su total de votos
por el factor representación resultare mayor, tenía derecho a un
cargo más. ese mismo procedimiento se seguiría en la elección de
segundo grado. el Presidente de la República era electo por mayoría de los votos de todos los electores. Los senadores, uno por cada
provincia, por el colegio electoral respectivo. De las propuestas
para diputados y regidores se declararían electos de acuerdo al orden de colocación. así, por ejemplo, si había cinco diputados por
elegir y a un partido le correspondían tres y al otro dos después de
dividirse sus votos por el cuociente electoral, los tres primeros de
la candidatura triunfante y los dos primeros de la candidatura en
minoría resultaban designados para esos cargos.


La junta central electoral se instaló con el licenciado alejandro Woss y Gil como presidente y los licenciados Fidelio Despradel
y Horacio Vicioso como vocales. Despradel era francamente
coalicionista. Woss y Gil y Vicioso deseaban también, sin exteriorizarlo, la elección de Peynado.

Las inscripciones de sufragantes se verificaron en mayo y junio
de 1923. Fueron excesivamente costosas para los partidos, pues
había que llevar en automóvil y camiones a los campesinos ante
la junta Municipal de su jurisdicción y darles cigarros, pan, queso,
un trago de ron y un clavao ($0.20). el horacismo presentó el
mayor número de ciudadanos a inscribir. Se podía pues, predecir
su triunfo.


en agosto de 1923 los partidos nacional y Progresista resolvieron aliarse, como se esperaba, y postular al general Horacio
Vásquez para la Presidencia y a don Federico Velázquez para la
Vicepresidencia, que se iba a restablecer. Las candidaturas para
los demás cargos electivos se prepararían con una tercera parte
de candidatos velazquistas y dos terceras partes horacistas. Si se
triunfare tendría el Progresismo dos ministros y el 30% de los empleos públicos. en septiembre de 1923 se presentaron las propuestas ante las juntas electorales. Fui postulado para diputado de la
alianza por la provincia Duarte. Mi candidatura tuvo el apoyo
desinteresado del líder regional del horacismo Basilio camilo.

La junta central electoral rechazó la propuesta de candidatos
de la alianza en La Vega por defectos de forma. como ya había expirado el plazo para corregirla, en esa provincia, la tercera
en número de habitantes, sólo podrían votar los partidarios de
la coalición. También se habían impugnado otras candidaturas
de la alianza e iban a ser anuladas. con una aplicación restrictiva de la ley, la junta central electoral quería dar el triunfo a
Peynado contra el manifiesto querer de las mayorías. La alianza
nacional-Progresista celebró mítines y manifestaciones de protesta. Sus líderes insistieron en que debía darse facilidades a todos los ciudadanos para ejercer el derecho del sufragio, en las primeras
elecciones celebradas después de la intervención, las cuales constituirían una aprobación plebiscitaria del Plan de evacuación. Los
representantes de la coalición se negaban a consentir nuevas propuestas. Después de una serie de conferencias, de mediar Sumner
Welles y requerirse la presencia personal de Peynado en la junta
de Representativos, asistió éste a las deliberaciones, declarando
que, según su criterio, en desacuerdo con el de sus partidarios,
debían tener ocasión de votar todos los ciudadanos. entonces se
convino: 1º. Hacer nuevas propuestas de candidatos, las cuales,
de adolecer de defectos, no serían anuladas, sino devueltas al
partido que las presentó con una indicación de los errores, para
ser corregidas en un plazo dado; 2º. que en las próximas elecciones los votantes no necesitarían las cédulas sino bastaría, para
identificarlos, el recibo de la solicitud de inscripción, con el fin
de evitar nuevos gastos de movilización de las masas campesinas.
3º. la junta central electoral sería reemplazada por otra, constituida por el licenciado augusto júpiter, juez de la Suprema
corte, como Presidente y los licenciados j. alcibíades Roca y
eudaldo Troncoso de la concha, jueces de cortes de apelación,
como vocales. el primero no figuraba en ningún partido y los
segundos, aunque no eran políticos activos, simpatizaban con
la coalición y la alianza, respectivamente; 4º. Los organismos
correspondientes de la alianza y la coalición señalarían, cada
uno, la mitad del personal a nombrar para miembros y secretarios
de las juntas Provinciales y Municipales electorales; 5º. Todos
los miembros de las mesas electorales serían escogidos en igual
forma; 6º. Se nombrarían nuevos gobernadores de provincias,
síndicos de los ayuntamientos, comisarios de policía, procuradores fiscales y alcaldes comunales, para que la mitad del número de estos funcionarios fueren adeptos de la alianza y la otramitad, de la coalición; 7º. como el Ministro de interior y Policía,
licenciado Manuel de jesús Troncoso de la concha, renunció,
se nombraría en su lugar al licenciado Rafael Rincón, coalicionista, creándose una Sub-Secretaría, para la cual se designaba a
arismendi Robiou, aliancista, debiendo resolverse todo lo relativo a dicha cartera por común acuerdo entre ambos; 8º. como
la alianza tenía hasta entonces cuatro Ministros en el gabinete
y la coalición dos, el licenciado c. armando Rodríguez renunciaría para que se nombrara en su lugar, a partir de enero de
1924, un coalicionista. De la terna presentada por la coalición
el Presidente Vicini nombró al licenciado j. Furcy castellanos,
reputado abogado de Santiago. Por renuncia del Ministro de Sanidad Sanabia, se nombró en su lugar al competente ingeniero
juan de la cruz alfonseca c.


Se fijó como fecha de las elecciones el 15 de marzo de 1924.
ambas candidaturas tenían iguales ventajas y facilidades, pero
como el triunfo de la alianza parecía evidente, sus contrarios perdieron ánimos y quisieron retirarse de la liza. el licenciado Francisco j. Peynado, aunque convencido de su fracaso, persistió en
ir a los comicios, para cooperar en la aprobación plebiscitaria del
Plan de evacuación. con ese propósito levantó nuevos fondos y
trató de infundir entusiasmo a sus partidarios.


La noche anterior al día señalado ambos bandos celebraron
fiestas en los campos, para reunir sus adeptos, con sancochos, tragos y cigarros en abundancia. Se bailaba el típico merengue al son
de los acordeones. al amanecer los directores de los comités rurales llevaron a votar aquellos campesinos casi todos analfabetos,
gratificando a cada uno con un clavao. La votación fue nutrida y
correcta. con la multiplicación de las mesas electorales y las inscripciones previas se evitaron los desórdenes y los votos repetidos.
el fraude se redujo a la mínima expresión.


el prestigio personal de Horacio Vásquez alcanzaba entonces
proporciones no igualadas en la historia dominicana. Su figura,
dotada de cierta magnética atracción, sus heroicas acciones guerreras y sus veinte y cinco años de luchas revolucionarias y cívicas
contra los malos gobiernos, habían fanatizado las masas, que lo
ovacionaban donde quiera que hacía acto de presencia. en una
ocasión, para apaciguar rivalidades entre sus partidarios visitó por
unas horas a San Francisco de Macorís. La galería, la acera y los
alrededores de la casa de Basilio camilo, donde demoraba, fueron
invadidas por el pueblo. Se veían mujeres, con niños de pecho en
los brazos, estacionadas durante horas allí, preguntando ansiosas
cuándo salía. al verle se le aclamó con entusiasmo delirante. Los
padres levantaban sus hijos en hombros para que lo conocieran.
en una visita a el Seibo e Higüey, lo rodeaban las multitudes fanatizadas, al grito de “viva la Virgen de altagracia con chiva”. no
son estas exageraciones partidaristas, sino hechos rigurosamente
históricos, narrados para destacar el prestigio inmenso de aquel
caudillo y el atraso medioeval de nuestro pueblo, elemento poco
adecuado para instaurar una democracia, como la soñaba y la anhelaba la minoría consciente de los dominicanos.

el triunfo de la alianza fue inmenso. obtuvo aplastante mayoría en las provincias de Santo Domingo, azua, el Seibo, San
Pedro de Macorís, Barahona, Santiago, La Vega, Duarte, espaillat y Puerto Plata. en Samaná se empató la elección y sólo en
Monte cristi, el baluarte del jimenismo, triunfó la coalición. Los
votos a favor de Horacio Vásquez pasaron de cien mil, los de su
adversario, Peynado, no rebasaron los cincuenta mil. Depurado
el proceso eleccionario, se reunieron los colegios electorales y
eligieron diputados y senadores de acuerdo con las propuestas.
La alianza obtuvo diez senadurías y veinte y cuatro diputaciones. La coalición dos senadurías y siete diputaciones. Sólo paragobernador de Monte cristi resultó electo un coalicionista. el
candidato vencido acató la decisión de las mayorías, asistiendo a
cuantos actos y festejos se celebraron con motivo de la instalación
del Gobierno nacional. Después se dedicó a reparar, con su trabajo profesional, su maltrecha fortuna.


aunque según el pacto de la alianza, debía tener el Partido
nacional las dos terceras partes de senadurías y diputaciones y el
Progresismo la tercera parte, por haberse cambiado diputaciones
por gobernaciones, y por mayor habilidad de Velázquez en la distribución de las candidaturas, resultaron nombrados seis senadores
y trece diputados horacistas por cuatro senadores y once diputados
velazquistas.
el congreso se instaló el 10 de mayo de 1924. componían
el Senado: el licenciado Gustavo a. Díaz, el doctor alejandro
cabral, enrique j. de castro, Vicente Linares e., Ricardo Limardo
y Francisco Pereira hijo, horacistas; abelardo R. nanita, enrique
a. Mejía, el licenciado abigaíl Delmonte y cástulo Valdez, velazquistas y el doctor Moisés García Mella y Manuel de js. Gómez,
coalicionistas. La cámara de Diputados: ernesto Bonetti Burgos,
arturo Pellerano Sardá, Virgilio o. Vilomar, ismael Miranda, Raúl
carbuccia, josé María Puig, j. j. curiel, josé Francisco Pérez, licenciado Sergio Bencosme, Furcy Ferreras, andrés cordero, Zoilo H.
García y licenciado Luis F. Mejía, horacistas; Teófilo Ferrer, Sergio
Vílchez, osvaldo Rodríguez, Mario echenique, licenciado j. Vidal
Velázquez, alberto Perdomo, licenciado Manuel R. castellanos,
Simón a. campos, osiris Duquela, Tácito cordero y Ángel M.
Pichardo, velazquistas y Rafael Brache, presbítero, David Santamaría, Gregorio Mateo, conrado Licairac, jaime Mota hijo, Sebastián F. de Lora y juan Tomás Lithgow, coalicionistas. También
se nota en este congreso un conjunto mediocre, porque senadurías y diputaciones fueron conferidas, como en las elecciones de1914, teniéndose en cuenta, casi siempre, el prestigio local y entre
el campesinado, el concurso económico o las exigencias políticas
del momento, no las dotes intelectuales o las virtudes de los elegidos. en el Senado, Gustavo a. Díaz era, sin duda, una capacidad
mental. También tenían inteligencia, peligrosamente oportunista, Moisés García Mena, experto abogado y abelardo R. nanita, periodista, valido de Velázquez, a quien aconsejó con cordura
durante algún tiempo para concluir por volverle espaldas cuando
lo vio perdido. Sobresalían por su rectitud y altura moral, el doctor alejandro cabral y el licenciado abigail Delmonte. Limardo,
Linares y castro eran viejos horacistas de buenos antecedentes.
el nivel intelectual y moral de la cámara de Diputados no era
superior. aquellos hombres fueron mis compañeros de labores durante seis años y me es penoso emitir un juicio que les sea adverso,
aunque los hay que pueden presentarse como modelos de inconsecuencia. Tenían inteligencia, astuta y prematuramente madura,
ernesto Bonetti Burgos, ducho para descubrir la dirección de las
corrientes políticas; osvaldo Rodríguez Molina, cuya vida bohemia le privaba lucir mejor las dotes de su intelecto; Rafael Brache,
de mente viva, pero sin cultivo intelectual, líder de la oposición
en los primeros años de aquel congreso y el Padre Santamaría,
buen orador, de emocionada palabra y tendencias gubernamentales. Vilomar y García eran hombres de acción, más dedicados
a sus lideratos locales que a las luchas parlamentarias. el primero
complacíase en hacer diablo, cuando bajo su atronamiento juvenil ocultaba un pecho noble y consecuente, Pérez, Puig, Miranda
y Ferreras eran hombres austeros, con quienes se podía contar para
toda labor de altura. Vílchez fue modelo de fidelidad política, y
Tácito cordero de combatividad infatigable. Ferrer, consecuente
con su partido hasta terminar su mandato, tuvo rectas actuaciones, pero para no correr la suerte de su hermano, asesinado porMerckle en los días de la invasión, se ha plegado a las miserias del
momento actual. entre los demás eran de notar la sana bonhommie
de nonón castellanos y la elegante despreocupación de jaimito
Mota. Sergio Bencosme, el más joven de todos, mostraba ansias de
gozar la vida, como si presintiera que Trujillo iba arrebatársela en
plena juventud, cuando con estoico destierro reparaba cualquier
error de aquellos tiempos. Pasemos en silencio a los demás, algunos fueron hombres buenos y amigos míos, pero no se destacaron
y a otros, no vale la pena recordarlos.

Fueron presidentes del Senado y de la cámara Gustavo a.
Díaz y ernesto Bonetti Burgos durante los seis años corridos hasta
1930 y tuvieron gran privanza con el general Vásquez. Sin una
resolución expresa, pero por tácito consenso de mis compañeros
ejercí el liderato del partido nacional en la cámara, llevando la
palabra en favor de nuestros ideales, defendiendo la política de
nuestro Gobierno cuando era defendible, y tratando de crear un
ambiente de austeridad administrativa, que desgraciadamente
fracasó, bien al combatir las cuantiosas erogaciones para el ejercito destinadas a enjugar déficit de Trujillo, bien haciéndole ver
al Presidente Vásquez, en conversaciones personales, el aumento
extraordinario de cargos burocráticos, sin otra finalidad que la de
hacer política en el seno del partido.

Se procedió en el curso del mes de mayo de 1924 a discutir
en las cámaras el proyecto de reformas constitucionales. una vez
aprobado, fue sometido a la asamblea constituyente, integrada
por los diputados: Mario Pumarol, que la presidió, licenciados
joaquín e. Salazar, Félix Servio Ducoudray, Federico c. Álvarez,
jafet D. Hernández, abigaíl Montás, apolinar de castro Peláez y
j. Humberto Ducoudray, doctor Miguel andrés Garrido, Plinio
B. Pina chevalier, Pedro Holguín Veras, enrique García Godoy, arturo Patxot, aquilino Grullón, Manuel de j. Mathiew,e. o. Garrido Puello, P. T. canó Soñé, Manuel F. Richiez, Rafael
Minaya, Federico Fiallo, Luis o. Matos, Rafael Rojas, j. antonio Guzmán, ismael contreras y Diógenes del orbe, aliancistas,
y licenciados Miguel joaquín alfau, Francisco josé Álvarez y
Francisco Honorio Reyes, doctor Wenceslao Medrano, Teódulo
Pina chevalier, Rafael García Martínez y Manuel de js. Bonó;
coalicionistas.

Las reformas introducidas en la nueva constitución fueron,
en sus líneas generales, las señaladas en la conferencia nacionalista de Puerto Plata, demandadas constantemente por la opinión
pública desde la muerte de cáceres. en ellas quedaron vertidas
las aspiraciones del hostosianismo y de los hombres de principios
liberales que siguieron sus huellas. Las introducidas posteriormente, así como las que se han votado en la Era de Trujillo, han tenido carácter oportunista y significan un retroceso en nuestra vida
constitucional.
en los derechos individuales (artículo 6º) se cambió la enunciación: en vez de decir: “La nación garantiza a los habitantes de
la República”, se dijo: “Se consagran como inherentes a la personalidad humana”.


el 13 de junio de 1924. a continuación
se reunieron los colegios electorales y eligieron Presidente de la
República al general Horacio Vásquez y Vicepresidente a don Federico Velázquez.
Mientras tanto el general Vásquez, a invitación del Gobierno
americano, se trasladó a los estados unidos, acompañado por los
señores josé del c. ariza y alfredo Ricart y olives. el Presidente
coolidge lo recibió con honores y le ofreció un banquete, así como
el Secretario de estado Hughes y el señor Sumner Welles. Se tuvo
un cambio general de impresiones sobre las futuras relaciones entre ambos países, tratando los gobernantes americanos de disipar
todo resquemor que pudiere quedar por la ocupación en el ánimo
del nuevo Presidente dominicano. comenzábase ya a rectificar la
política de la gran nación americana respecto a Hispanoamérica y
se quiso sellar con un gesto amistoso aquel período doloroso para
el patriotismo de los dominicanos.
Terminaba el Gobierno Provisional. Su Presidente, juan Bautista Vicini Burgos, no jugó un papel preponderante en el desarrollo del proceso eleccionario, ni en la redacción de los decretos
dictados, preparados todos por la junta de Representativos, pero
cumplió honestamente su misión y a satisfacción del pueblo dominicano.



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