viernes, 7 de junio de 2013

EL GOBIERNO DE WENCESLAO FIGUEREO




A l morir ulises Heureaux asumió la Presidencia el Vicepresidente general Wenceslao Figuereo. el Gobierno de un mes de
Manolao, como se le apodaba, fue la agonía del lilisismo. el Presidente ocasional figuraba en la política desde la Restauración.
Había desempeñado el Ministerio de interior y Policía con cesá-
reo Guillermo en 1878. en las sucesivas administraciones de Lilís
estuvo siempre al frente de la misma cartera hasta 1893 en que se
le nombró Vicepresidente. De carácter conciliador y ecuánime, se había enriquecido a la sombra del tirano, sin participar en sus
crueldades, limitando sus actuaciones a un apagado papel para no
despertar celos. al reunirse el consejo de Gobierno, después del
tiranicidio, el licenciado enrique Henríquez, Ministro de Relaciones exteriores, propuso la renuncia del Gabinete para brindar
oportunidad al Presidente de escoger hombres nuevos, capaces de
congraciarle con la opinión; pero aquellos Ministros no midieron
las ventajas de una honrosa retirada y con un silencio egoísta indicaron sus deseos de no desprenderse de sus carteras. a Manolao,
sin entusiasmo alguno por la herencia que el acaso le había deparado, le faltaron energías para despedir a sus viejos compañeros.
La suerte del régimen quedó decidida.Se envió al cibao al general Teófilo cordero y Bidó, Ministro
de Fomento y obras Públicas, para activar la persecución de los
hombres del 26 de julio; pero la indecisión reinante le impidió
alcanzar el objetivo indicado. La larga paz había embotado el espíritu revolucionario y el audaz golpe de Moca no encontró eco
inmediato. Horacio Vásquez y Mon cáceres, al dirigirse a el Pozo,
llevaban el propósito de obtener los medios de embarcarse por las
costas de Matanzas, considerándose fracasados al no haber sido secundados; pero el destino había dispuesto las cosas de otro modo.
estaba al frente de la Gobernación del entonces Distrito Pacificador Manuel María castillo, general de la Restauración. Durante su mandó, debido a su espíritu de tolerancia, San Francisco de
Macorís fue refugio de quienes no se sentían garantizados en otros
pueblos colocados baja la férula de más recios jefes.
Samuel de Moya, adversario del régimen caído, al que había
combatido con las armas, josé Francisco Guzmán y Pelegrín catillo, dirigentes de la juventud franco-macorisana de la época, celebraron frecuentes entrevistas con Vásquez y con cáceres, poniéndoles en contacto con Manuel María Ventura, el hombre de más  prestigio entre los campesinos del Distrito, ganado por ellos para
su causa. Ventura conferenció con castillo y lo convenció de dar
paso al iniciado movimiento. el 18 de agosto entraron Vásquez y
cáceres en San Francisco de Macorís con los jóvenes mocanos del
26 de julio; el país comenzaba a despertar!


Zoilo García capituló en La Vega ante una comisión enviada
a intimar la rendición integrada por josé F. Guzmán, Domingo
Ferreras y juan a. Martínez.
en Santiago los generales Pedro Pepín y Miguel andrés Pichardo presentaron la resistencia final; pero la revolución marchaba arrolladora e incontenible. Después de un corto combate,
en que pereció el general andrés Regalado, las fuerzas lilisistas
se rindieron. el general Horacio Vásquez asumió el mando como
Presidente del Gobierno Provisional, constituido con el siguiente
gabinete: interior y Policía, josé Brache; Relaciones exteriores, licenciado Domingo Ferreras; justicia e instrucción Pública, licenciado josé María nouel; Hacienda y comercio, Samuel de Moya;
Guerra y Marina, Ramón cáceres; Fomento y obras Públicas, arturo Zeno y correos y Telégrafos, josé Francisco Guzmán. Todos
carecían de antecedentes políticos y eran jóvenes, pues ninguno
tenía cuarenta años. Guzmán apenas contaba veinte y seis. en la
capital la juventud se agitaba mientras el Gobierno vacilaba ante
la negativa del Presidente a dictar medidas violentas. Parecía procurarse únicamente amortiguar la caída del régimen.


el 31 de agosto se organizó en el “casino de la juventud” una
manifestación encabezada por Miguel Ángel Garrido, irreductible
periodista y escritor, Félix e. Mejía, abraham Santamaría, josé
Dolores alfonseca, hijo y otros más, la cual se dirigió a la Gobernación para pronunciar la ciudad. allí arrojaron por el balcón un
retrato de Lilís en traje militar, que despedazó la multitud enfurecida. Después recorrieron las calles, lanzando vivas y mueras. en 37
Luis F. Mejía | De LiLíS a TRujiLLo
la Plaza Heureaux el joven josé Dolores alfonseca, subido en un
barril, invitó a los manifestantes a aplicar sanciones y darle más
radical matiz al movimiento. Los faroles con el nombre del tirano
fueron rotos. La juventud desbordada, se encaminó a las casas de
los más señalados lilisistas, acusados por la voz popular, unos como
coautores de los crímenes cometidos, otros de peculado y los más
por su servilismo, y las apedreó, rompiendo los cristales, considerados entonces como artículos de ostentación y de lujo. La casa
del general Figuereo fue respetada, bien por su actitud conciliadora, bien porque una guardia azuana le cuidaba, viéndose a doña
candelaria Pimentel de Figuereo, arma en mano, acompañar a su
esposo en sus medidas defensivas.


Se encargó de la dirección del Gobierno, en espera de las
fuerzas revolucionarias cibaeñas, una junta formada por el general
Pedro María Mejía, el licenciado Álvaro Logroño, don Mariano
cestero y el general arístides Patiño.
Días después, el 5 de septiembre de 1899, desfilaban triunfantes, por la calle de el conde, los generales Horacio Vásquez y
Ramón cáceres, en medio del más delirante entusiasmo. Flores
y coronas de laureles llovían sobre los vencedores; todos querían
conocerlos. Hubo ancianas, madres o viudas de las víctimas de la
derribada tiranía, que se precipitaron a la calle, queriendo besar la
mano vengadora de Mon cáceres. a partir de esa fecha, la capital
se convirtió en el más firme baluarte del horacismo que nacía

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