miércoles, 17 de abril de 2013

LA BIOGRAFIA DE CESAREO GUILLERMO

Cesáreo Guillermo y Bastardo (1847-1915). General, comandante de armas de Higüey y presidente de la República Dominicana.
Hijo de Pedro Guillermo y de Rosalía Bastardo, nació en un lugar de Higüey llamado La Rodada. Siendo menor de edad, fue juzgado por un consejo de guerra junto a su padre, acusado de haberse rebelado en defensa del derrocado presidente Buenaventura Báez. El consejo condenó a Pedro a muerte, mientras a Cesáreo le dio a elegir entre la cárcel y el destierro, siendo esta última la opción por la que se decantó. Cuando regresó de Puerto Rico, donde los españoles lo habían confinado, se inició en la vida pública después de la restauración de la República, en 1865, protegido por Eugenio Miches, un militar que había participado en las batallas contra los haitianos y luego estuvo al lado de Pedro Santana durante la anexión a España.
Comandante de armas de Higúey con el grado de coronel en el Gobierno de los Seis Años de Báez, peleó a las órdenes de Miches en defensa de la presidencia de Ulises Francisco Espaillat, ascendiendo a general. Establecido en El Seibo, la Revolución de los Pinos de 1877 le permitió combatir a Marcos Cabral, pero tuvo que aceptar un arreglo y se retiró a su casa a condición de que Miches fuese nombrado gobernador de la provincia. Nuevamente alzado, venció a los rojos en Pomarrosa. El 24 de febrero de 1878 Báez capituló y Guillermo ocupó la capital, donde presidió un Gobierno Provisional a pesar de que Ignacio María González se había adelantado a establecer otro en Santiago.
González terminó por quedarse con la Presidencia, pero nada más empezar a ejercerla, Guillermo en el este y Ulises Heureaux en el Cibao lo derrocaron el 27 de julio. Dos candidaturas, la de Guillermo y la de Manuel Altagracia Cáceres, quien había sido vicepresidente de la República durante los Seis Años de Báez, se disputaron el poder, pero el segundo fue asesinado en la ciudad de Santo Domingo y Guillermo fue elevado a la Presidencia el 27 de febrero de 1879.
Durante varios meses Guillermo se dedicó a desfalcar el erario y a repartirlo entre sus partidarios y amigos, así como a prevenir posibles levantamientos contra él. No obstante, a los ocho meses de su Gobierno, y tras el arribo al país de Luperón los azules se rebelaron y Guillermo tuvo que enfrentarlos, pero Heureaux lo venció en el Sillón de la Viuda y se asiló en Puerto Rico.
A finales de 1881 desembarcó en Punta Cana, en la costa de Higüey, con un fuerte contingente de tropas, entre las cuales figuraban españoles enviados por el gobernador de Puerto Rico. Los habitantes de la región y los hombres de armas lo acogieron favorablemente e incluso el párroco de Higüey, Gabriel Moreno del Cristo, le impartió la bendición. Entusiasmado por el recibimiento, celebró de antemano su presunta victoria. Repartió grados militares, apadrinó bodas, y el poeta Isidro Ortea, uno de sus partidarios, compuso un poema en su honor.
Heureaux seleccionó a varios oficiales experimentados y una tropa de línea y acometió a Guillermo en la loma del Cabao, pero este logró huir y pasó a Haití. En las elecciones efectuadas en 1884, Heureaux impuso las candidaturas a la Presidencia y Vicepresidencia de Francisco Gregorio Billini y Alejandro Woss y Gil contra las de Segundo Imbert y Casimiro Nemesio de Moya. Ante el creciente poderío militar y político de Heureaux, los azules se dedicaron a atacar al Gobierno de Billini, quien se defendió decretando una amnistía política y llamando en su auxilio a Guillermo. Ante ese hecho, Luperón amenazó a Billini con derrocarlo, y este, impotente, renunció a su cargo y lo entregó a Woss y Gil el 16 de mayo de 1885. Una noche se presentó en la casa de Guillermo un pelotón para apresarlo, pero escapó y fue a parar a Azua. Desde el paraje de Estebanía, próximo a esa ciudad, se comunicó con el gobernador Juan de Vargas, el cual puso la plaza a su disposición. Vencido en Boca de Vía, Guillermo se metió en la manigua con un grupo de sus seguidores, quienes lo abandonaron. Perseguido, se disparó un tiro.



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